sábado, 18 de julio de 2015

Esquinas ya dobladas


ESQUINAS YA DOBLADAS

Sólo pensarla quiero,
Esmeralda en la cumbre,
Repitiendo su nombre,
por llegar desespero.

Son duras esas pruebas,
a las que enfrenta el juego,
parecía tener alas,
y yo, apenas despego.

Mañosa, consentida,
con corazón de hielo,
para quien no hay medida,
entre el infierno y cielo.

Mientras que deliraba,
preso de aquel veneno,
la vida se alargaba,
sin un sentido pleno.

Cuando logré apartarme,
ella sintió aquel miedo,
¿a perderme, o amarme?
Ya, saberlo no puedo.

Dos almas separadas,
y el mundo ocioso,
volverá a las andadas,
sin hallar el reposo.

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