CON EL CORRER DEL TIEMPO
Se hizo más sabia la ocasión,
pero también, más torpe el tiento,
se logra encajar “de ciento en viento”,
porque no se analizan razón y corazón.
Vamos un poco, caminando a tientas,
a veces no distingue la emoción,
de aquel buen juicio, donde echarle cuentas,
a actos, que requieren de atención.
En un momento se entrega la vida,
es mucho más rotundo lo espontáneo,
que el mérito de hallar una salida,
y no cambiar, auténtico por sucedáneo.
Tanta premura, ¿y dónde está el provecho,
de haber errado y comprobarlo luego?
cuando el pesar es causa de un relego,
que se hace de notar en poco trecho.
Más nos vale entrenar, correr del tiempo,
que la prisa por darse a la carrera,
donde se juega esfuerzo y no es certera,
la llegada triunfal, si falla el cuerpo.
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